Somos uno con la naturaleza.

Somos uno con la naturaleza.
Respetemos a la madre tierra que nos dio un hogar.

jueves, 21 de febrero de 2013

La relación del ser humano con su entorno. Dimensión ética y social


El ser humano, como ser social, posee una moral expresada en sus acciones tanto hacia sus semejantes,como al medio, aislado de los cuales realmente no podría vivir. Los únicos seres racionales que habitan nuestro planeta tierra, somos nosotros los seres humanos, por ello hemos transformado el entorno de acuerdo a nuestras necesidades y creado una serie de aditamentos para facilitar el trabajo, creyendo obviamente que de esta manera mejoramos las relaciones con el medio ambiente, sin embargo ninguna relación puede ser sostenible si no es reciproca, de acuerdo a esto y si analizamos un poco la relación ser
humano – medioambiente, observaremos que es el primero quien siempre se ha beneficiado a costa del segundo.¿Y cómo ha sucedido esto?
Bueno, primero se comienzan a extraer todo tipo de recursos naturales, sin preocuparnos por la relación de respeto y cuidado a quien nos provee de todo cuanto necesitamos y utilizamos: la naturaleza. Ahora por medio del desarrollo de maquinas, que si bien han facilitado el trabajo y acortado las distancias, no se ha tenido consideración de las toneladas de gases tóxicos que arrojadas al medio causan el efecto invernadero y el agrandamiento de los hoyos de la capa de ozono, lo cual acumulado por décadas, causa tal contaminación atmosférica que genera cambios en el clima global. De ahí los tornados y huracanes que están atacando agresivamente a las zonas costeras del caribe y la lluvia ácida y sus efectos sobre los cultivos o construcciones milenarias en donde se han observado sus secuelas. No obstante nos quejamos de las inclemencias climáticas, de que llueve en época de verano, de que las inundaciones causan efectos negativos sobre la producción agrícola, sobre la calidad de vida de los habitantes de las zonas afectadas; olvidando que en algunas ocasiones estas inundaciones se deben a que los mismos vecinos de ríos, quebradas, caños y humedales vierten sus basuras directamente en ellos, tapando sin consideración las tuberías o acabando los cuerpos de agua, causando desastres que en el mejor de los casos tienen únicamente impactos materiales.
Quizás es desde el tiempo de la colonia, cuando los indígenas que no tenían otro Dios que la naturaleza, que se valoraba cada uno de sus componentes: sol, luna, tierra; cada uno era digno de respeto y admiración, este sentimiento y forma de ver el mundo era aun más grande con el agua a quien le llamaban Bochita.
Como los españoles no podían permitir semejante “irrespeto”, favorecieron entonces la costumbre de arrojar basuras de todo tipo en las fuentes de agua.
Como resultado de esta relación con el agua, los indígenas comienzan a enfermar y hasta a morir por el consumo de las contaminadas aguas, de tal modo que ellos dejaron de adorar inicialmente al agua y comenzaron también a botar en los cuerpos de agua las basuras. Es por ello que hoy en día algunas personas siguen esta antigua y española costumbre de deshacerse del colchón viejo, la carcasa del computador y hasta de los electrodomésticos averiados, sin contar los innumerables tóxicos y gran variedad de desechos que se vierten a diario en nuestras fuentes hídricas.
Hoy en día, pese a que el servicio de recolección de basuras es muy eficiente, algunas personas siguen botando desechos a las fuentes hídricas. En este contexto, como es que esperamos el respeto entre las personas, cuando ni siquiera respetamos a la proveedora de recursos para la vida: la naturaleza.
Las fuentes y nacederos de agua, La problemática ambiental, relacionada con el agua, no se refiere solamente a su agotamiento pues la actividad humana acelera su escorrentía. El agua, cada vez más escasa, se está convirtiendo en un elemento inservible para la mayoría de los usos humanos y para activar el proceso de la vida, pues la vida no es posible sin este elemento digno de adoración, en resumen, la hemos envenenado. Se observan niveles de envenenamiento no registrados anteriormente en la historia y son producto del desarrollo productivo y tecnológico de la modernidad. Uno de los más tristes ejemplos de tal debacle es el río Bogota uno de los más grandes de Latinoamérica y gracias al cual se generó la Atenas suramericana, Bogotá, se ha convertido en una de las alcantarillas en la que la vida prácticamente ha sido extinta, a nivel mundial existen ejemplos como este a granel. A pesar de los numerosos esfuerzos realizados, se puede concluir quizás que el desarrollo ha jugado de forma tramposa contra el principal recurso de la vida.

Con la globalización, que hace que los países pobres lo sean aun más, éstos se inundan de mercancías de menor costo, pero de tan pésima calidad, que pronto se convierten en desechos; causando además del cierre diario de sin numero de empresas, el aumento del consumismo. Pero esto ¿en qué afecta nuestro medio ambiente?, ¿nuestra biodiversidad? Sencillo, todas las empresas necesitan de materias primas que
generalmente son de naturaleza vegetal o animal, que si existe una demanda continua se cuida de producirlas y preservarlas con cierta tecnología (recurso maderable) pero al no haber una demanda constante, sino que fluctúa, sus precios dependen de la oferta y la demanda, se extraen de forma desorganizada y se extermina de esta forma el recurso; ejemplo de esto es el petróleo y otros recursos de tipo mineral. La otra cara de la moneda es que al no existir demanda de los productos de origen agropecuario, nuestros campesinos quedan sin una forma de sostenimiento y comienzan a emigrar a las
ciudades. Olvidamos que aunque algunos de nuestros campesinos sean hasta analfabetas, poseen un buen conocimiento de la tierra, de la forma perfecta y exacta de hacerla producir, de los ciclos y ritmos climáticos y naturales, pero lo más importante de como producir en cada uno de ellos. Ahora, como estamos globalizados nuestros dirigentes van expidiendo permisos para que países industrializados mediante la explotación de los recursos de las selvas colombianas, desarrollen y generen productos y medicamentos, que luego incluso nos devuelven a precios muy altos.
Texto completo de: Martha Carolina Vásquez Rodríguez
Por: Marina Alejandra Gama González.


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